Pues sí, queridos
lectores: llegó el jueves de la semana pasada y con él, el famoso examen de
Microbiología de la Facultad de Farmacia. Y este servidor de ustedes,
dicharachero cronista, había de convertirse en dicharachero examinando. Y es
que en un examen el dicharacherismo
suele perjudicar más que beneficiar.
Pero el examen se acabó y
los SWITAs no parábamos. Ese mismo jueves mi equipo volvía al centro a llevar
las placas que habían sembrado (¡que no “plantado”, como muy bien dice nuestra
querida jefa SWI, Carmina Rodríguez!) los chicos y chicas a partir de sus muestras de suelos.
¿Os acordáis de aquella
chica que se temía que su muestra no hubiera tenido crecimiento ninguno? ¡Pues
algo de razón tenía! Seis o siete tristes colonias solitarias campaban por su
placa menos diluida. Por la más diluida, ni una. Sin embargo, esto fue lo
extraño: el resto de las placas de los SWIs eran verdaderos ecosistemas. Y
había de todo: colonias preciosas de colores, colonias blanquecinas y cremosas,
colonias en tonos rosas y morados, colonias anaranjadas e incluso colonias de
aspecto filamentoso.
Y lo mejor de todo es que
muchas de ellas ya mostraban inhibición entre sí mismas. Cada vez que
encontrábamos alguna colonia que se acercaba a otra hasta ese mágico punto en
el que encontraba el impedimento antibiótico desprendido montábamos un jaleo
como el que encuentra oro. Fijaos qué alegrías más tontas se lleva uno con el
SWI.
Los chicos recontaron las
colonias, las describieron y, por último, las aislaron. Esto es: tomaron una
pequeñísima parte de aquellas que les parecieron más interesantes, más curiosas
e incluso más bonitas y las trasladaron a otra placa virgen. Allí habíamos
dispuesto una cuadrícula para ordenarnos bien la mente, que el que tiene la
cabeza bien ordenada puede ordenar bien el resto de las cosas.
El próximo día os contaré
cómo han crecido las colonias una vez aisladas y cómo las enfrentamos a los
famosos microorganismos ESKAPE. Y el grandísimo final será cuando veamos si
algunas de las nuestras han conseguido inhibir a los malos. Esto se parece a la
película de indios y vaqueros con la que la doctora Rodríguez nos explica cómo
no olvidar nunca cómo se ven las bacterias Gram + y las Gram –; pero eso os lo
contaré el día que hagamos la tinción de Gram.
Pero no os enfadéis. Os
dejo otra anécdota de la doctora Rodríguez: para explicar cómo había que aislar
las colonias utilizó a este servidor que les habla como colaborador. Yo hacía
de mesa y tenía que sujetar una placa en la que había habido mucho crecimiento.
Entonces Carmina señala la placa y dice “como veis, aquí tenéis una placa con
bicho”. Y a continuación me señala a mí mismo y dice “y aquí tenéis un bicho
con placa”. Microbiología y macrobiología por el mismo precio. Pero qué digo:
esto no tiene precio.
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