¡Esto ya está en marcha!
Cada vez somos más los grupos de SWITAs que estamos llegando a los
colegios e institutos de la Comunidad de Madrid en nuestra búsqueda y captura
de bacterias productoras de antibióticos. Yo mismo ya estoy en marcha junto con
mis compañeros SWITAs Vico, Bea, Penélope, María y Dani bajo el mando de la
doctora Carmina Rodríguez (que es la monda explicando a los chicos que vamos a
hacer “Máster Lab” en lugar de “Máster Chef”).
Mi grupo ya ha recorrido
una parte muy importante del camino. Veréis: los chicos nos trajeron ya sus muestras
de suelos. Procedían de sitios muy diferentes, tales como huertos, sus propias
macetas, suelos de su pueblo, parques, jardines… ¡incluso hubo quien trajo una
muestra de esa sustancia tan zoológica que se acumula en el fondo de los
acuarios! Y allá que vamos.
Todos cogieron un gramo y
solo un gramo de su muestra y con agua destilada enrasaron hasta los 10
mililitros. O sea, una dilución 1:10 de toda la vida. Ya tenían su “muestra
madre”. Para homogeneizarla bien les llevamos unos instrumentos (que en el
laboratorio llamamos “vórtex”) que les tuvieron entretenidísimos: son unos
receptáculos de goma en los que al presionar con su tubo de “muestra madre” se
produce tal vibración que todo lo que hay dentro del tubo se mezcla mejor que
en una coctelera.
Y de ahí las diluciones
seriadas. Les llevamos unos pequeños tubos (que en el laboratorio llamamos
“Eppendorf” por la marca comercial que los fabrica, al estilo de lo que pasa
con los pañuelos de papel o “Kleenex”) en los que tenían que introducir
novecientos microlitros de agua destilada. ¡Microlitros! Imaginaos a los chicos
con las pipetas automáticas, un instrumento muy sofisticado que permite tomar
cantidades mínimas de líquido y que los SWIs ya han aprendido a usar desde
ahora para siempre.
Y después de esto, a
sembrar. Por cada dilución a partir de la 1:1000 (que llamamos -3 por aquello de diez a la -3) los chicos
tenían dos placas Petri. En nuestro caso, una tenía medio TSA 10% y la otra era
un medio para actinomicetos. A ver qué encontramos. De cada uno de los
Eppendorf sacaron cien microlitros y los sembraron en las dos placas. Para que
quedara todo bien repartido, usamos unas cuentas de vidrio estériles dentro de las placas
y después a agitar. Como unas maracas.
Ya tenemos estas placas
dentro de la estufa a 30ºC. Lo sé porque yo mismo las metí, junto con la
profesora Carmina Rodríguez. Ahora a esperar a ver qué sale. Lo que haremos
después con las colonias que consigamos lo podéis averiguar simplemente leyendo
algún Diario de un SWITA anterior, pero qué queréis que os diga, yo creo que es
mejor que esperéis a que os lo cuente por aquí. Ay, y el jueves que viene
examen de Microbiología en el Grado en Farmacia. Que Leeuwenhoek nos pille confesados.
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